Los vecinos de Escocia y el norte de Inglaterra fueron testigos de un horizonte inusualmente colorido. Después de la tormenta Henry, el Reino Unido fue engullido por el aire frío que, combinado con altas latitudes, dio lugar a nubes nacaradas. Las masas de aire con los colores del arco iris son el resultado de un fenómeno poco común que hace que las nubes presenten un color brillante que simula una pincelada.
Esas formaciones caleidoscópicas sólo son visibles cuando se pone el sol, ya que la luz pasa a través de diminutos cristales de hielo que están siendo movidos por un chorro de aire estratosférico. Con estos cambios químicos y atmosféricos se producen modificaciones que dan lugar a un cielo multicolor, como el que aparece en las fotografías.
Las fotos son fantásticas y rompen con todo un tópico: el que afirma que en Inglaterra siempre hace mal tiempo y llueve. Según se puede observar no es del todo cierto. De hecho, el paisaje adopta su mejor cara justo después de que pasase la tormenta.